Fruta seca y confitada
Lo que hace la fruta seca no es tanto prolongar el sabor del verano como ofrecernos un tipo diferente de dulzura. El secado concentra los azúcares contenidos en la fruta fresca, y aunque por lo general se pierde la vitamina C, se mantienen los minerales y la vitamina A. La fruta seca, «dátiles, higos y grandes uvas pasas», ha sido sumamente estimada en Europa desde que se empezó a importar desde Levante en el siglo XIII, para guardarla en la despensa junto a las «ciruelas», albaricoques y camuesas» de la comarca. Había también peras secas (una especial exquisitez) y las cerezas y bayas secas que las amas de casa medievales ponían en conser