Pato

Pato

El pato está lejos de ser una buena compra es un animal huesudo, cubierto de grasa y con escasa pechuga. En el momento de trincharlo —en el cual uno puede encontrarse peleándose con el pato antes de terminar— el lector descubrirá que la pechuga no alcanza para todos; pero, frío o caliente, el pato tiene un sabor y un aroma delicioso, y es tan rico y suculento, que bien vale la pena haberlo comprado. Los mejores patos franceses son los pequeños nanteses, y los más grandes, de Rouen; estos últimos se matan por asfixia para conservar la sangre, de modo que la carne se mantenga oscura y conserve el sabor fuerte característico que adquiere de es

Cómo cocinar el pato

Cómo cocinar el pato

Antes de asarlo, es mejor pinchar la piel en los lugares grasos, para que parte de la grasa subcutánea que aísla al ave del agua fría (aunque jamás en su vida haya tenido ocasión de nadar) pueda salir durante la cocción. Es una grasa estupenda para comer, salándola y untándola sobre pan, y muy buena también para freír patatas. Para que la piel quede crujiente, el pato se ha de asar sobre una rejilla. Lo mismo que el pollo, el pato se prepara y se come de mil maneras. Los chinos que llevan más de dos mil años criando patos, tienen miles de platos deliciosos hechos con crujientes partes de pato acompañadas de diversas verduras fritas. Tamb