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Por su consistencia, el aguacate recibió también el nombre de «pera de mantequilla». Aunque es en realidad una fruta, se usa principalmente como verdura porque es de sabor neutro y suave.
sEspecialmente ricos en aceites, proteínas y vitaminas, los antiguos mayas, incas y aztecas los usaban tanto para comerlos como para el cuidado de la piel, pero en Europa los aguacates fueron un lujo hasta que los californianos empezaron a cultivarlos en el siglo XIX.
Hay quien considera que estos aguacates relativamente meridionales no son más que una pálida réplica de los que se dan en los trópicos, pero aun así son muy buenos, lo mismo que los aguacates israelíes que, cuando es la temporada, abastecen a muchos mercados europeos.
Hay dos tipos principales de aguacate: los que aparecen en verano y los que aparecen en invierno.
La variedad de verano, de piel áspera y granulosa, verde antes de la madurez y de color negro purpúreo una vez alcanzada ésta, tiene la carne amarilla dorada.
Los de invierno, por su forma, se parecen más a una pera, la piel es lisa y de color verde y la carne va del verde pálido al amarillento.
Con los aguacates de invierno, el color de la piel no sirve de indicio de madurez, y para verificarla hay que presiodar suavemente el extremo delgado del fruto: si cede un poco, está maduro.
Los aguacates aparecen en algunos platos inverosímiles.
En Mejico, donde abundan, se comen en sopas, ensaladas y estofados.
También son el ingrediente esencial del guacamole, un puré de aguacates con chilis verdes, cebollas picadas y zumo de limón, con el toque final de un poco de tabasco, que se puede comer solo o, al estilo mexicano, con tortillas.
Es mejor preparar el puré de aguacates poco antes de comerlo, porque al contacto con el aire adquiere un color marrón sucio, lo mismo que la carne cuando la fruta está partida, de modo que hay que cortarla en el momento en que se va a servir, o bien frotar con limón las superficies cortadas.
En el Caribe se sirven a veces los aguacates horneados con cáscara, como acompañamiento del pavo y el pollo.
Pero no hay mejor manera de ofrecerlos que cortados por la mitad, con una buena vinagreta o, más simplemente aún, con sal y un poco de zumo de lima o limón fresco.