Chirivías

Libro de cocina
[Gastronomía]


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Parientes de la zanahoria, las chirivías son también dulces, pero más suaves.

Son deliciosas en sopas y guisos, y existen muchas recetas antiguas campesinas para flanes y budines que sacan partido de su natural dulzura, que frecuentemente se realza agregándoles jengibre, especias y miel.

Los platos dulces preparados con chirivías son parte de la tradición de la campiña inglesa, lo mismo que el vino de chirivía, una bebida transparente y de un color dorado pálido que es deliciosa recién preparada, pero mucho mejor un año después.

Las chirivías hervidas, mezcladas con mayonesa, se servían en una época como imitación del bogavante, pero son mejores sin un título tan pretensioso.

Se encuentran desde comienzos del otoño hasta la primavera, pero son mejores a mediados de invierno, especialmente cuando su piel de color marfil ha sido afectada por las heladas.

Se pueden comprar lavadas, o bien con restos de tierra todavía adheridos, en este caso se conservan mejor.

Las que tienen manchas marrones o están mustias o secas no sirven, pero las que presentan irregularidades de forma o depresiones pueden salir más baratas y son tan nutritivas como las mejores.

Se han de guardar en lugar fresco; los cuadros ingleses del siglo XVII en los que se ven las verduras de raíz desparramadas junto a los pies del ama de casa no son expresión de desorden, sino que significan simplemente que el piso de mosaicos de la cocina era el lugar más fresco, Una despensa ventilada o el verdulero de la nevera son, hoy en día, lo más conveniente.