Diente de león

Libro de cocina
[Gastronomía]


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En algunos países, los jardineros libran una guerra tan continua como infructuosa contra esta planta de flores doradas, a la que consideran una mala hierba.

En otros, compran las semillas y entierran cuidadosamente las plantas para que se conserven blancas y tiernas para la ensalada.

En Francia, las amas de casa compran el diente de león en los comercios especializados.

Los aficionados al diente de león han de tener en cuenta que en francés se lo llama pissenlit.

Aun cuando se pueda considerar una mala hierba, el diente de león es indudablemente útil.

Las raíces se pueden usar como un sustituto del café (sin cafeina), y con las hojas se preparan excelentes ensaladas.

Quizá la mejor de éstas sea la conocida como diente de leon al tocino, en la cual las plantas enteras, pequeñas y frescas, se sazonan con una vinagreta, a la cual se agregan trocitos de cerdo salado o de tocino, recién fritos y crujientes.

El sabor amargo desaparece casi completamente cubriendo las plantas silvestres, cuando aún son tiernas, con una plancha o teja, pero el diente de león más suculento y menos amargo es el cultivado.

Hay que blanquearlos antes de que empiecen a formar capullos y cosecharlos tiernos.