Otros frutos de mar, caracoles y ancas de rana

Libro de cocina
[Gastronomía]


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Existen muchas criaturas tan extrañas y desprovistas de atractivo exterior que, a falta de un nombre mejor, se las agrupa habitualmente bajo el rótulo de «misceláneas». Pero, por poco apetitosas que pue dan parecer con su aspecto pinchudo, gelatinoso o coriáceo, algunas de ellas se cuentan entre los alimentos más deliciosos, y son capaces de poner a prueba la inventiva de intrépidos cocineros.

Afortunadamente, algunos —como los caracoles, ancas de ranas y sopa de tortuga— se encuentran fácilmente, en lata o congelados, en los supermercados.

Después de todo, a nadie se le ocurriría comprar una tortuga entera —suponiendo que la encontrara en la pescadería— sólo para hacer sopa de tortuga, ya que nuestras cocinas no están equipadas para deshacerse convenientemente de los restos.

Hay frutos de mar, como las lapas, que no se comercializan aunque son perfectamente comestibles, y el lector tendrá que encontrarlos por su cuenta, teniendo siempre presente que cualquier ser vivo recogido del mar y de sus costas es potencialmente peligroso si proviene de zonas contaminadas, aparte de que muchas variedades, simplemente, no son comestibles.