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Amenaza para el bañista y deleite para el sibarita, el espinoso erizo de mar abunda en muchas partes del mundo y es frecuente por su bonita concha delicadamente dibújada sea conservada —desprovista ya de las espinas— como recuerdo de las vacaciones.
Los mejores para comer son los verdes y los negros.
Se pueden hervir ligeramente y a veces se preparan en conserva, pero lo mejor es comerlos frescos, crudos y recién sacados de la concha.
Para ello se parte el erizo de mar por la mitad; lo ideal es hacerlo con un instrumento, especialmente diseñado para este uso.
Al abrirlos quedan al descubierto los ovarios, de color rosado o anaranjado, que se sazonan con un poco de zumo de limón y se comen con pan fresco y crujiente.
También se pueden usar en tortillas y como guarnición para pescado.