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La langosta, que se da muy bien en las aguas cálidas del pacífico y del Mediterráneo tiene un color que varía del verde amarronado a un castaño rojizo, moteada con manchas amarillas y blancas.
De color un poco más pálido que el bogavante una vez cocida, la langosta tiene una carne blanca y compacta, de buen sabor.
La parte más apreciada es la de la cola, por lo que se encuentran colas congeladas en el mercado.
Guía para la compra: es mejor fresca, a fines de primavera o comienzos del otoño.
Siga las mismas instrucciones que para la compra de los bogavantes.
Los mejores métodos de cocción: cuando es fresca, lo mejor es comerla simplemente hervida, con mantequilla derretida.
Cualquier resto será excelente para ensalada, con mayonesa, o servirá para hacer una buena bisque, junto con algunas gambas o langostinos sin pelar, con mucha crema y vino de madeira o brandy.
Por lo demás, para la langosta se pueden usar las mismas recetas que para el bogavante.