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Gozan de especial predilección entre los amantes de los mariscos, en parte por lo deliciosas que son, y en parte por su belleza y su simbolismo.
Frecuentemente representadas en pintura (recuérdese la Venus de Botticelli), las vieiras son símbolo de la Cristiandad s emblema del peregrino.
Europa puede jactarse de tener las mejores especies, entre las que se cuentan la vieira común, la llamada concha del peregrino, y las volandeiras, más pequeñas que las comunes y que tienen dos valvas ligeramente ahuecadas en vez de una convexa y una plana.
Son pequeñas y delicadas y tienen una textura parecida a la de la mantequilla.
Guía para la compra: son mejores en invierno.
En las pescaderías se encuentran cada vez menos, y son muy caras, pero afortunadamente no se necesitan muchas; con tres o cuatro vieiras por persona generalmente basta.
Si se usan las variedades más pequeñas, calcule entre 10 y 15 por persona.
Los mejores métodos de cocción: hay que tener cuidado de no recocerlas para que no se endurezcan; las pequeñas necesitan apenas unos segundos, las grandes uno o dos minutos a lo sumo.
Se pueden freír u hornearlas con mantequilla sazonada con perejil, ajo y zumo de limón, o bien saltearlas y presentarlas con una salsa de oporto y crema.
También son buenas a la parrilla, ensartadas con tocino ahumado en una broqueta, en cazuela, o ligeramente escalfadas o al vapor, y serviras con una salsa de vino blanco, espolvoreadas con pan rallado y gratinadas.
Cuando se sirven con salsa mornay se conocen simplemente por su nombre francés, coquilles St Jacques.