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Un pescado realmente fresco da la impresión de que está vivo y a punto de salir nadando.
Tiene un brillo característico, resbala y se desliza entre las manos como si quisiera escaparse.
Su color es brillante, la carne firme y rígida aunque elástica al tacto, tiene la piel reluciente debido a la presencia de una sustancia viscosa, transparente, que la recubre regularmente.
A saber:
- Ojos: Los ojos salientes y brillantes, con las pupilas negras, son un indicio cierto de frescura. Los ojos de un pescado en malas condiciones tienen las pupilas grisáceas, con los bordes rojos, y se presentan opacos y hundidos.
- Agallas: Deben estar limpias y de un rojo brillante. Las agallas sucias, oscuras o pegajosas son signo seguro de que el pescado está en malas condiciones.
- Olor: El olor del pescado fresco es fresco y agradable; es evidente que cuanto mas desagradable sea el olor, en peores condiciones estará el pescado.