La conservación del pescado

Libro de cocina
[Gastronomía]


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Cuando se trata de guardar pescado fresco, sólo existe un consejo esencial: no hacerlo.

Si se ha de conservar para el día siguiente, se pondrá —bien envuelto en varias hojas de periódico o envolverlo en un trapo humedecido— en el lugar más frío de la nevera (no en el compartimiento de hacer cubitos). La caballa, las sardinas y los arenques frescos deben ser consumidos el mismo día que se compran y, si ello no es posible, deben conservarse en el congelador hasta el día siguiente.