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(Artemisia dracunculus) Como la albahaca y el eneldo, el estragón tiene un sabor que le procura adictos, quienes lo han probado fresco no pueden pasarse sin él durante el verano, tan delicioso resulta.
El estragón francés sabe ligeramente a vainilla y a anís y armoniza completamente con toda clase de platos de huevos, con crema y con jamón o pollo.
Es bueno en ensaladas verdes y ensaladas de patatas, y también con jamón frío o con trucha.
Con vinagre al estragón se hace una mayonesa excelente para ensalada de patatas o para pollo.
Seco, el estragón adquiere un sabor diferente, parecido al heno, pero congelado es muy bueno.
El estragón ruso (Artemisia dracunculoides), a diferencia del auténtico francés, tiene un sabor que decepciona por lo insípido que resulta.