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Tienen un agradable acidez aun cuando estén maduras, se usan para mermeladas, pasteles y budines, y —en Inglaterra— para el «queso de damascenas», una antigua confitura campesina que se hace con la fruta tamizada y mucho azúcar, se envasa y se deja madurar antes de comer.
También se solía hacerlas secar en forma de tabletas, decoradas con almendras, que después se servían como un budín, impregnadas con oporto.
El queso de damascenas es pariente cercano del «mus», más flexible, preparado con Zwetschen, que se solía comer especialmente en Alemania.