El gallo salvaje negro

Libro de cocina
[Gastronomía]


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El macho es suficiente para que coman tres o cuatro personas, pero la hembra para dos a lo sumo, ya que él —con su reluciente plumaje a tiras blancas y las plumas de la cola curvadas en forma de lira— dobla a su cónyuge.

Asados, ambos necesitan una buena porción de mantequilla en el vientre, pero el macho se prepara también en cacerola, en pasteles y guisos; en realidad, recibe el mismo tratamiento que el gallo salvaje rojo aunque es de sabor menos delicado.