Calabazas

Libro de cocina
[Gastronomía]


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Las más conocidas y aceptadas son las hermosas calabazas confiteras.

Los primeros pasteles de calabaza no eran las familiares tartas doradas y condimentadas con especias que en Estados Unidos se comen actualmente para el Día de Acción de Gracias.

Para los Padres Peregrinos, el pastel de calabaza no era más que una calabaza a la que se le había cortado una tapa y, tras retirarle las semillas, se la rellenaba con leche, especias y miel y se asaba al horno hasta que estuviera tierna.

Ahora, para ahorrarse el trabajo de hornear, escurrir, despepitar, vaciar y hacer puré con la calabaza, mucha gente usa un puré enlatado, y que precisamente es una de las pocas comidas que pueden ser mejores en lata que frescas.

Para la sopa de calabaza, tan bonita servida en su cáscara vaciada, también se puede usar el puré de lata, pero para preparar calabaza al horno y frita es necesario comprarla fresca.

La calabaza común es de carne mucho más blanda, y como se deshace tan fácilmente al cocinarse, lo mejor es usarla para sopa; también se puede combinar con patatas o verduras de raíz para darle un poco más de cuerpo cuando se usa en platos de verduras.