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La aguja verde y plateada, que no tiene nada que ver con las especies de pescados de agua dulce a las que es más correcto llamar ganoideos, es agradable de comer, sin ser un pescado de primer orden.
Cruda, la carne tiene un color púrpura grisáceo bastante desalentador, pero se blanquea durante la cocción, y las espinas tienen la sorprendente ventaja de ser de color verde brillante, totalmente inofensivo (debido al fosfato de hierro) que las hace fáciles de retirar en el plato.
La paparda es muy similar, pero no tiene las espinas coloreadas.
Guía para la compra: vale la pena probarlas si se encuentran.
Se venden enteras.
Los mejores métodos de cocción: cortar el pescado en trozos y hacerlos fritos o al horno, con ajo, o bien escalfarlos y servirlos con eneldo o salsa de tomates.
Como la aguja es muy gelatinosa va bien para pastel de pescado.