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(Pinus pinea)
Se sacan de las hermosas piñas brillantes del pino piñonero.
Están contenidos en el interior de pequeñas cáscaras duras en forma de torpedo, cubiertas por una especie de polvillo.
En setiembre, en el Mediterráneo, dondequiera que haya estos hermosos pinos en forma de sombrillas se pueden encontrar los piñones desparramados por la arena o por las rocas, y si el tiempo está seco se pueden obtener más sacudiendo las piñas que ya están abiertas.
Los piñones son un ingrediente clásico de la cocina mediterránea, deliciosos para rellenar verduras —berenjenas, calabacines u hojas de parra— también forman parte de la salsa italiana llamada pesto, esa pasta de albahaca y ajo, verde y tersa, que es tan irresistible con tallarines frescos.
También se mezclan con arroz y pasas para rellenar pollo, pato o pavo, y —mezclados con ciruelas y albaricoques secos, semillas de granada y almendras— forman parte del koshaf, una exótica ensalada de frutas secas que se aromatiza con agua de rosas.
Los pinones no se deben guardar demasiado tiempo porque sus aceites resinosos se echan a perder fácilmente y adquieren un sabor mohoso.