Granadas

Libro de cocina
[Gastronomía]


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La alondra —que la Julieta de Shakespeare insistía en llamar ruiseñor— «cantaba sobre aquel granado», arbusto introducido en Occidenté desde Persia, pasando por Africa.

Su fruta hermosamente modelada, dorada por fuera y llena de granitos de color carmesí, cada uno con una semilla en el centro, es de una construcción intrincada.

Para mejor admirar su color, corte la fruta por la mitad o en segmentos, venciendo la resistencia de la cáscara, rosada y coriácea.

Aunque la pulpa jugosa que rodea a cada semilla es sumamente refrescante u aromática, es bastante engorrosa de comer.

Se pueden coger algunos granos, chupar la carne para separarla de las semillas, tirar éstas y seguir así hasta haber vaciado la cáscara, pero una manera mucho más fácil de comerla es masticar y tragar las semillas, que tienen una textura agradable.