Tiempo aproximado de lectura (en minutos): 1
Hay gente a quien le encanta comerlas frescas, quitándolas de sus tallos con un tenedor y sirviéndolas con leche y azúcar.
Otros las prefieren mezcladas con otras bayas, o bañadas con una crema de vainilla para contrarestar su sabor ácido.
Son deliciosas con melón, y un ingrediente esencial de los budines de frutas.
Pero la preferida de todas las preparaciones que se hacen con grosellas rojas es la jalea.
Se come con oveja y cordero, o si no como mermelada, con croissants y mantequilla.
Agregue una cucharada cuando cocina col lombarda o hace una liebre braseada.
Si se le agrega oporto, zumo y cáscara de naranja, la jalea de grosellas rojas se convierte en la agridulce salsa Cumberland, que se come con jamón y carnes de caza.